NEURONAS ESPEJO




Día a día observamos una gran cantidad de comportamientos de las personas que nos rodean y a la mayoría de ellos, les atribuimos una explicación. Incluso, al observar una coreografía, un movimiento de manos... a veces sentimos la necesidad de realizarlo. Parece que en nuestras relaciones hay algo más que simple curiosidad, algo así como una especie de sincronía o nos influye. Ahora bien, lo que ocurre según los expertos es que tanto al relacionarnos como al observar a los demás, se activan un tipo de neuronas muy especiales conocidas como neuronas espejo.
La misión de estas células es reflejar la actividad que estamos observando. Se activan cuando ejecutamos una acción determinada, y  también cuando observamos a otro individuo realizando esa misma acción. Permiten “reflejar” la acción de otro en nuestro propio cerebro, Por ejemplo, cuando escuchamos hablar a alguien y le vemos gesticular, se activan nuestras neuronas espejo encargadas del control de la lengua y los labios durante el habla o cuando alguien bosteza, nos vemos contagiado por la otra persona y reproducimos un  bostezo, a esto decimos, que se han activado nuestras neuronas espejo.
La peculiaridad de estas células es que no solo permiten reflejar aquello que vemos fuera en nuestro interior a nivel motor, sino también a nivel emocional.  Esto es de vital importancia para comprender por qué nos emocionamos ante una representación teatral, una película o durante la lectura de una novela.
Este sistema permite al cerebro interpretar incluso las intenciones de los otros, es decir, que se activa aun cuando no ve la acción. En él reside la clave de la empatía, de la comunicación no verbal y de las emociones de los demás.
El descubrimiento se le atribuye a Rizzolatti, un neurocientífico de Padua que, en 1996, publica el artículo en el que describía las neuronas espejo. No las nombró ni siquiera, ya que las descubrió por accidente. Estaba investigando otras neuronas en las cortezas premotoras que se encargan de la planificación del agarre cuando se dio cuenta de que esas neuronas se activaban cuando se realizaba la acción de agarrar algo, pero también cuando el investigador agarraba el alimento.